jueves, 5 de mayo de 2011

Comida. Archivo documental


Así como los cuadros, las fotos, los libros o ciertos objetos antiguos nos reflejan distintos momentos de la historia a través de maneras totalmente disimiles, la comida es otra fuente inagotable de datos al respecto. ¿Por qué digo esto? Ayer hacia sopa de ajo, una comida típica española y pensaba en el por qué de esos ingredientes: pan duro, ajo, un huevo, cominos y pimentón, ingredientes baratos, que bien podrían ser restos en cualquier nevera-heladera y que sin embargo hacen una comida muy muy gustosa y pensé también en quién me la hacía que era mi abuela y en qué época se habría inventado, que probablemente debió ser en la guerra civil, la postguerra u otros momentos de gran hambruna en España.

Y así seguí reflexionando sobre comidas argentinas como la polenta, la pasta casera de los domingos, la pizza y el protagonismo que tuvo la migración italiana en el país cuyo reflejo también se ve en la comida, igual que muchas otras migraciones como la española que trajo las empanadas, los guisos…y tantas otras más.

Con todo esto llegue a la conclusión de que estos platos son hechos históricos, datos de la realidad que reflejan un periodo, que probablemente tenga muchas microhistorias alrededor si pregunto a diferentes personas sobre ellos y que corren el riesgo de perder este valor histórico y las historias de quienes vivieron su invención o su implantación en el país ya que a la comida se la suele tratar, salvo contadas excepciones, como un recetario. Sirva para no caer en el pesimismo el esfuerzo que están haciendo muchos países porque su comida se convierta en patrimonio cultural y en algunos casos de la humanidad.

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